Cuelgas la mirada del cielo de tu mente, y en tan solo unos segundos, apenas perceptibles, te elevas seducida ya por una arrebatadora multitud de estímulos.
Imaginas ciudades que no duermen, personajes interesantes, relaciones tormentosas, amistades únicas, bucólicos paseos, conversaciones sin fin, complicidades inequívocas.......y te sumerges hasta empaparte del onírico mundo, para ser ya uno más entre ellos.
Nada logra abstraerte de ese momento sublime en el que te conviertes en una mujer de otro tiempo: ya sea una atormentada escritora, una seductora actriz, una complaciente amante, una aventurera intrépida o una controvertida pintora que decide podar de raíz las composiciones florales, para adentrarse en la desnudez del alma humana.
Como Sylvia Sleigh, Leonara Carrington, George Sand, Djuna Barnes, Mary Kingsley o Marlene Dietrich.
Obras de arte en sí mismas. Mujeres en constante movimiento, en constante búsqueda, cuya fuerza emerge del amor por el Arte, a la libertad y a la seducción. Mujeres que consiguieron al fin, que sus vidas se convietiesen, sin proponérselo, en la mejor y más interesante Obra de Arte.
Seraf
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